De la evolución a la revolución

Examinar la evolución del automóvil es fácil. Desde principios de 1900, ha habido una gran cantidad de avances que nos llevan hasta los automóviles bien cableados y ricos en sensores de hoy en día. Estas mejoras se han centrado en áreas clave como la potencia y el rendimiento del motor, la seguridad, la comodidad del conductor y del pasajero, la calidad de conducción, la fuente de combustible, la transmisión de datos y el entretenimiento.

Sin embargo, es imposible ver esa misma evolución y no discutir la innovación que hay debajo del carro en forma de sistemas de trenes motrices. La transferencia de potencia del motor de un carro a sus ruedas y más allá ha sufrido una serie de avances tan notables que algunos en los últimos años podrían calificarse realmente como revolucionarios. Especialmente cuando se combinan sus capacidades con los sistemas de suministro de energía del pasado.

La rápida industria automotriz impulsada por el cliente ha asumido los desafíos de la rápida evolución de las demandas de energía de los vehículos eléctricos, de hidrógeno, híbridos y de gas. Añádase a esta regulación gubernamental cada vez más estricta, la competencia global, las demandas cada vez mayores de vehículos más seguros, independientemente de la planta de energía y la cambiante y a veces vacilante, demanda de los consumidores. Todos estos desafíos han marcado el rumbo para un futuro que pone al tren motriz al frente y al centro del desarrollo tecnológico.

En TE Connectivity (TE), la palabra tren motriz llega a todos los rincones de su rica historia de ingeniería. De hecho, es parte integrante de los productos y capacidades que TE ofrece, desde su amplia gama de piezas, componentes y sensores del tren motriz en la actualidad, hasta su compromiso en el desarrollo de las tecnologías que la industria automotriz necesita para transmitir energía a través de cada vehículo que conduce por las carreteras futuras, sin importar cuál sea la fuente de energía.